jueves, 23 de junio de 2011

Capitulo 2

II


Todas hablaban a la vez, el pequeño grupo de mujeres estaba revolucionado. Siempre era igual cuando alguien nuevo llegaba.
Julieta recorría la habitación con paso apresurado, apretando los nudillos, susurrando cosas no demasiado coherentes. Florencia revolvía entre sus vestidos, gritándole a Sophie todo lo que, estaba segura, provocaría la llegada de esa chica, y Victoria simplemente permanecía sentada, tratando de desenredar su cabello.

Todas creían que estaban perfectas así, siendo pocas... eran reinas en su palacio, de esa forma! Brian las tenía muy consentidas, y los días en que venían los clientes... esos eran los mejores! La jauría de hombres abalanzándose sobre ellas, ofreciéndoles regalos, peleando por un lugar en sus camas, por ser el “favorito”. Eso era lo más mágico y maravilloso de aquel burdel, las damas de allí no se preocupaban por ser la favorita de algún cliente adinerado, si no que eran ellos los que deseaban ser el cliente predilecto, en ocasiones llamaban a otras chicas, de otras casas, pero las seis, las seis que vivían en la casa, las protegidas de Brian, ellas eran especiales.

Y, en fin, era comprensible que tuvieran miedo. Él había hablado de la pequeña Amelia por meses! Eran infinitas las ocasiones en las que había mencionado su inocente aspecto, su dulce forma de ser... definitivamente era una amenaza.

Tres golpes a la puerta.
La voz de Silvia tras ella.
La joven entrando al cuarto.
Las cuatro mujeres voltearon sus cabezas para verla, llenas de odio.

-No sean víboras, quieren!?-Les gritó Silvia- Como se nota lo niñas que son. Reciban bien a la pobre chica.- Cerró la puerta de un golpe, desapareciendo tras ella.

Victoria se levantó de su silla, rindiéndose en la tarea de arreglarse el cabello, conciente de que, a menos que se lo mojara, no quedaría bien. Caminó con lentitud hacia la chica, mirándola con aires de superioridad, ajustándose la bata de seda negra y magenta a medida que caminaba. Se paró frente a ella...
Las demás rieron, dedicándose miradas cómplices entre ellas, concientes de lo mala persona que Victoria podía ser cuando se lo proponía.

-Así que tú eres la famosa “niña inocente” de la que tanto han hablado.-La más joven bajó la cabeza, sin responder nada.-respóndeme! No seas maleducada que no te estoy preguntando nada que sea difícil!-

-Y cómo quieres que sepa?-susurró, aún con la vista en el suelo.

-Niña insolente!-gritó Julieta, acercándose con los puños serrados y bien apretados, sin notar que sus uñas estaban lacerando la carne de sus palmas.-a nosotras nos tratas con respeto, me oyes? Nos lo debes-

La más joven pasó junto a ella, sin mirarla, aún con los ojos clavados en el suelo. Se detuvo en seco, y se sentó en el piso, con las piernas en canasta, mirando en todas las direcciones.

-Me gusta -dijo, como si las intimidaciones de parte de las demás chicas no hubieran llegado a sus oídos- todo el lugar es bonito.-

Florencia suspiró, conciente de que no serviría de nada agredirla, y de que, en realidad, hacer eso sólo les traería problemas.

-Nos puedes decir quien te trajo aquí? Quiero decir, quien te presentó a Brian?-


Ame levanto la vista, fijando sus enormes ojos oro en la muchacha-el dueño de un bar... creo que su nombre es Raymond, pero no estoy segura.-

-qué!?-exclamó Victoria, con los ojos bien abiertos, totalmente palidecida y con una impagable expresión de desconcierto en el rostro.- mi padre te trajo aquí?-

Se encogió de hombros. Desconocía la respuesta a esa pregunta, no tenía idea de eso que acababa de mencionarle.

-no sé quien es él, sólo sé que se llama o le dicen Raymond y que es pelirrojo, más que eso, no.-

Julieta se apuró a sujetar a su amiga, apretando fuertemente el brazo de ella, conciente de que la joven podía perder el control en cualquier momento.

-mi papá...-comenzó a decir, con la voz quebrada, casi a punto de llorar- él... él sabe lo que esto es para mí!-volteó, para hablar con Julieta- no debería hacer estas cosas!-

-agr! Niña mentirosa!-le gritó Julieta a la más joven- Raymond nunca te traería aquí! Él no le daría competencia a su única hija! Ahora dinos de donde saliste!

-ya se los dije! Además, no me trajo, si? Simplemente me habló de este lugar. Yo no sé nada de ustedes, no tengo idea de cual es su relación con Raymond, ni con la gente de aquí....- hablaba calmada, mirándolas a todas desde abajo, aún sentada sobre el suelo- tampoco me interesa, yo lo que necesito es dinero, y tenía que encontrar la forma de conseguirlo.-

-vende droga!- gruñó

-ay, Julieta! Cómo eres tan insensible con la niña?-recriminó Sophie, mirándola desde el otro lado de la habitación

-tú no te metas, que siempre terminas defendiendo a las pirañas esas que Brian trae cuando tenemos mucha gente! es competencia, nada más que eso ante mis ojos... y no te confíes tanto, porque tú dejaste de ser competencia no hace mucho, y que te tenga cariño no significa que no prefiera mi bienestar antes que el tuyo.-

Ella era así, no había que hacer... Julieta no se caracterizaba por ser una persona ni bondadosa ni comprensiva, prefería siempre pensar en lo que era conveniente para ella, y para sus seres más queridos... oh, sí, y no le era demasiado fácil dejar entrar a una persona en su corazón...
Quién podía culparla?

Todas las mujeres encerradas en esa casa escondían pasados oscuros, pasados de los cuales no hablaban con nadie, pero que laceraban sus almas y las atormentaban en sus sueños cada noche. A pesar de la fuerte amistad que había surgido entre ellas, nunca habían comentado nada de sus vidas antes de “Red House”, entrar allí era algo sólo para algunas privilegiadas, y la que entraba allí, no se iba, y no por ser obligadas, sino porque en aquel antro, hallaban la tranquilidad y felicidad que jamás habían tenido... con todas había sido igual, habían entrado por recomendación de algún amigo de Brian, que había creído que ellas darían resultado trabajando, a excepción de Silvia y Angela, de ellas se sabía aún menos que de las otras... las dos mujeres tenían una relación mucho más estrecha con Brian, eran aún más consentidas que las otras, y tenían el poder de decidir quien se iba y quien se quedaba.
Agie estaba encargada de aprobar o no a las que deseaban entrar, y Silvia, simplemente tenía el control sobre todas ellas, debían hacer lo que ella les ordenara, y de lo contrario, seguramente habría problemas, eso era seguro.

-No digas nada más-dijo Victoria, recuperando la cordura- no hace falta que peleemos así, con eso sólo nos estamos debilitando... nadie es competencia para nosotras, y de todos modos... a quién le importa esta chica?-continuó, mirando despectivamente a Ame- ya se los dijo ella, mi padre la ha traído aquí! Él... él no sabe hacer nada bien... no durará.-

-no necesitas hablar así, sabemos que lo de Ray te lastima...-Julieta apoyó su mano sobre el hombro de la joven- no pienses en él y ya-

-no, tú no entiendes, yo sé que a él nada de mí le interesa, mientras no lo tenga frente a mí, todo va a estar bien-

Florencia se mordió el labio inferior, con un aire de preocupación en su mirada.-Vic... no es para hacerte enfadar, pero te recuerdo que el sábado será la fiesta... y sabes que a Brian le gusta festejar a lo grande y tener muchos invitados... hay una posibilidad... de que tu padre esté aquí, y lo sabes, siempre la hay.-

**

El escritorio de la oficina de Brian se encontraba a pocos días de quedar completamente destrozado, ya estaba en un estado deplorable.
Su costumbre de tener sexo sobre él estaba acabando con el pobre mobiliario. Pero en realidad, era la única opción que tenía... en la intimidad de su oficina, sobre ese gran trozo de madera, era el único lugar en el cual podía hacer suya a su mujer sin tener problemas...

Silvia había entrado a la oficina luego de llevar a la nueva con Alegna. La visita era inocente, de simple consulta, para preguntar a Brian que debía arreglar primero, sabía que para él esas fiestas eran muy importantes, y la organización debía comenzar mucho antes.
Pero los planes de su patrón eran algo diferentes... corrió hacia ella apenas la vio cruzar el umbral, su sola imagen lo llenaba de deseo, esa mujer era el mejor estimulante para él.
La tomó de la cintura, aferrándola contra su cuerpo, procurando que no pudiera escapar, y comenzó a besar su cuello con lujuria.

-Bri, no otra vez!-dijo ella, con fingida molestia... intentando ocultar el gran placer que le provocaba saber lo mucho que su hombre la deseaba-estoy ocupada!

Él no hizo caso, y continuó, subiendo con sus labios hasta llegar a los de ella, besándola con delicadeza, con una dulzura atípica en él, con todo el amor del mundo.
Comenzó a caminar con ella entre sus brazos hacia el escritorio, arrojando al suelo todos los papeles que pudo, y recostándola sobre los que quedaban.
Se paró frente a la mujer por unos segundos, mirándola fijo a los ojos, anticipándose a todo lo que estaba a punto de suceder, él siempre hacía eso, le gustaba planear, y le gustaba que Silvia supiera que estaba planeando cosas para hacerle...
Comenzó a desatar las tirillas de su bata, besando su cuerpo a medida que lo iba descubriendo. Ella estiró sus brazos, enredando sus dedos entre los cabellos oscuros de Brian, manejándolo a su antojo...
Se detuvo sobre el vientre de la joven, besándolo repetidamente, colocando sus manos sobre las caderas de ella.

-no... Me hagas esto-jadeó- no me gusta... esperar...-

Deslizó su lengua por el ombligo de la chica, y se alejó por unos segundos para poder quitarse la ropa. Se deshizo de las pocas prendas que lo cubrían en instantes, y estuvo ya sobre ella... penetrándola con vigor, tomando su rostro entre sus manos y besando sus labios ávidamente... complaciéndose cada vez que oía la voz de su compañera gritar su nombre, gemir copiosamente, sus uñas clavarse en su espalda, cada que la dejaba sin aire...

Ninguna de las chicas de la casa eran concientes de la relación entre ellos dos, ni debían saberlo nunca... él lo sabía, y Silvia también, por más doloroso e incomodo que eso fuera, no sería para nada conveniente que alguien se enterara de ellos.

-Sil...-dijo él, observándola desde su asiento, mientras ella permanecía reposando sobre los papeles que había en el escritorio- cuéntame algo... crees que la niña va a servirnos?

-por qué me lo preguntas a mí?-respondió la mujer, con aire despreocupado- yo no la he tocado, ni pienso hacerlo... de eso mejor hablas con tu amada catadora profesional de putas... no que ella era la mejor?

-no me agradan tus celos, y lo sabes, no tienes nada que reclamarme.

-sí, lo sé!-gritó, enfadada, levantándose y tomando su ropa del suelo.- ya sé, Brian!, que para ti somos todas igual de útiles y que te servimos para lo mismo! No es necesario que me lo recuerdes.

Se colocó la bata apresuradamente, sin volver la vista hacia él, y se dirigió a la puerta.
Él se acercó por detrás, tomándola de la cintura, impidiéndole seguir.
Besó su cuello, conciente de que no se resistiría a él por mucho.

-tú no eres igual que las demás... lo sabes, verdad?

-sí, sí... lo que tú digas.

-te estoy hablando en serio. Sabes que eres diferente... pero no entiendo lo que pretendes... qué quieres, que me case contigo? Tú... tú sabes que eso no va a poder pasar...

-ay, imbecil! Qué te crees, qué eres lo único que me importa, que quiero casarme contigo? –volteó, mirándolo directamente a los ojos, totalmente enfurecida- tú para mí eres lo mismo que yo soy para ti! Nada. Así que deja de darte tanta importancia, quieres?

La silenció, apretando los labios de ella entre los suyos, mordiéndolos, haciéndolos sangrar. Pero ella no se retiró, no reaccionó mal ante el dolor... le era físicamente imposible negarse al placer de besar esos labios finos, cortos y tentadores.
Colocó sus manos sobre el cuello de Brian, atrayéndolo más hacia ella, sintiendo como las manos de él se introducían por debajo de su ropa, acariciándola dulcemente, con las callosas yemas de sus dedos...

-ya no me hagas enfadar, Sil... por favor, que no me gusta tratarte mal.

No le respondió, simplemente se dibujó en su rostro una diminuta y forzada sonrisa, que le indicó que la pequeña discusión estaba terminada.

Tomó el picaporte, girándolo con dificultad, volteando antes de salir, detenida por la voz de Bri.

-llama a Angela, quieres, necesito hablarle.-

Bufó.-típico de ti... cada vez que peleamos. No te preocupes, ahora te la llamo...-

“Bestia imbecil!”, pensó. Y salió de la habitación, con una impagable expresión de odio en el rostro.

***

-¿Fiesta?- la joven posó, atenta, sus grandes ojos en victoria, con ansias de saber de que se trataba aquello-

-¿Qué?¿no lo sabes? Siempre hacemos fiestas- Juli la miro de reojo con media sonrisa en el rostro- Bri siempre nos compra vestidos para esas ocasiones y nuestros Dannas nos consienten, nos halagan y demás

-¿Da...nas?- Todas la observaron con sorpresa

-no sabes lo que es un Danna?- Sophie atravesó la habitación sentándose en el suelo frente a ella-se nota que eres nueva, de esta manera no duraras mucho aquí

-no, la verdad que no, hay muchas cosas de aquí que no entiendo- todas comenzaron a reír-

-Eh, Victoria- Julieta tenia una gran sonrisa en el rostro- no durara mucho

-Claro que no…-

***

-Me llamaste ?- Angie entro como si nada a la oficina, ni siquiera llamaba a la puerta ya, estaba completamente acostumbrada a ese lugar. Tomo asiento esperando que Brian hablara.

-Dime, ¿Qué tal la nueva? ¿Ya puedo probarla?- Agie trago saliva rogando en su fuero interno que se tragara su excusa.

-La niña esta dentro, pero no creo que quieras probarla ahora- no quería decir mas, aun no había preparado nada en concreto, se puso de pie y comenzó a caminar hacia la puerta

-¿y por que no iba a querer?- la voz de Bri la hizo detenerse en seco, con una media sonrisa voltio y dijo lo primero que se le paso por la mente.

-Esta en regla- un escalofrió recorrió la espalda de Brian.

-dile, entonces, que cuando se normalice venga directamente aquí-

-Claro que se lo diré- Angela festejo para sus adentros, se la había tragado de una.

Salio de allí sonriendo, triunfante, y se topo con Silvia que había estado escuchando bastante, y que conocía a Alegna aun más.

-Y, Dime, ¿Cuál es el verdadero problema?-

-no hay problema alguno-

-Vamos, te conozco mas que a ti misma, y tú me conoces lo mismo, ¿Qué sucedió en la prueba?- Angie suspiro rendida, no podía guardarle secretos a esa mujer.

-la mocosa es virgen-

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