III
El reloj de la sala dio justo 3 campanadas.
La casa se alborotó. Todas comenzaron a movilizarse. Ansiosas, las mujeres de Red House no se caracterizaban por su paciencia, todo lo contrario, y aun más, cuando faltaba poco tiempo para que lleguen sus Dannas y aun no estaban listas.
La más joven miraba sin entender absolutamente nada…
-habrá una fiesta con los amigos de Brian- Flor le extendió la mano ayudándola a pararse- Y la mayoría de sus amigos son nuestros Dannas…
-Que es un danna?
-Es una tradicion que slian tener las geishas en japón, a Brian le gustan mucho esas cosas...son nuestros clientes predilectos-sonrió-Solo podemos elegir a uno…aunque él decide si nos deja o no, nunca es seguro- suspiro y posó sus ojos en la nada- Vic, ella esta enamorada de su danna, tanto como él de ella.
-Y ¿las demás?-
-Julieta no se enamora más que del dinero, pero sabes, no todas elegimos a alguien como danna-
La puerta se abrió. Ambas, Silvia y Angela entraron de repente en la habitación.
-Sus vestidos están en sus habitaciones, lárguense de una vez- sin palabra alguna, una a una fueron saliendo de la habitación- Tú, pequeña, vienes con nosotras
Caminaron de prisa por los pasillos de la gran casa. La metieron en una habitación y trancaron la puerta. Akemi se sentó en el borde de la cama, mirándolas expectante, con cuidado.
-Tienes que hacerlo esta noche- ordenó Silvia
-¿estas segura de que es completamente necesario?-
-por dios Angela! ¿Desde cuando te ablandaste? Tu conoces a Bri tan bien como yo, sabes que si se entera la niña queda de patitas en la calle-
- y bien, ¿Quién lo hará?-
-a mi ni me mires, yo no toco a ninguna mujer!-
-yo no desvirgaré a una niña!! Que lo haga un cliente!-
-Le dirían a Brian! Además, si es muy obvio q ella acepta a alguien él sospechara-
-pues alguien nuevo o algún viejo amigo!-
-todos los que vendrán son viejos amigos…!de Brian!- Silvia estaba perdiendo la paciencia- no le tendrías que haber mentido Angie! Mira todo este embrollo!-
-No pude evitarlo, no quería que llore!-
-¿Aceptar?- en ese momento recordaron la presencia de la joven en la habitación- Por dios! Desde que llegue aquí no entiendo ninguna palabra de lo que dicen! Me encantaría que alguien me explique como demonios se manejan aquí!-Las dos amigas se miraron y rieron, ¡hacia tanto que no tenían una discusión así! Se sentaron una a cada lado de Ame ya mas calmadas.
-En verdad es simple, somos las privilegiadas, nosotras elegimos a los clientes y ellos mueren por nosotras. Brian nos tiene para sus clientes mas importantes y cuando este maldito lugar se llena, llaman a otra casa, hoy no vendrán, por suerte, porque cuando lo hacen las chicas arman demasiado alboroto, las odian-
-Ahora vístete y baja, estarán por llegar, y queremos que alguien te vea y me pida por ti- Silvia fue acercándose a la puerta- esperemos que sea rápido.-
Ambas vieron como la mujer se retiraba de la habitación. Ame enfocó sus ojos en los de Angela, aún le quedaba tanto por saber...
-me podrías decir que hacer? Yo... yo no tengo idea! -
- No es nada del otro mundo, en realidad todo se hace sencillo luego de que empiezas.-
La más joven la miró llena de odio... detestándola por hacer comentarios tan poco concretos.
-eso me lo dices tú, pero no sé cómo pretendes que yo te entienda! Jamás me he acostado con nadie, no sé que debo hacer, ni que voy a sentir... nada!
-tú sólo déjate llevar! No es más que eso, los hombres que verás hoy no son ningunos inexpertos, ellos saben que hacer, tú sólo les sigues el juego... -Angie sintió que la invadía una terrible sensación de pena, realmente sentía lástima por esa niña-la penetración tal vez duela un poco, pero tampoco es para tanto... y contrólate! Pase lo que pase, no grites, ni llores, ni nada por el estilo, nadie debe darse cuenta de lo que eres...
-bien-dijo, algo desanimada...- ahora me visto, y en unos minutos bajo.
La mayor se levantó de la cama, se detuvo frente a la puerta, antes de abrirla.
-y no se te ocurra, por nada del mundo, besarlo, eso jamás debes hacerlo.
No le dio tiempo a hacer más preguntas, y dejó a la pequeña sola, sentada sobre el borde de la cama, con su vestido sobre la falda.
Se dispuso a colocárselo, era el mismo que se había probado el primer día. Realmente le gustaba, era muy bonito...
Estaba aterrada, pero de todas maneras se decidió por salir de la habitación, era mejor hacerlo antes de que el salón se llenara, bajar cuando ya hubiera muchas personas allí... eso sería realmente avergonzante!
**
Comenzó a bajar lentamente, procurando no hacer ningún mal movimiento y no caer de esa enorme escalera.
Se iba tomando el vestido por debajo, manteniéndolo apretado contra sus piernas, temiendo que desde abajo pudieran ver sus interiores... sí, un cuidado estúpido, tomando en cuanta el lugar en el que se encontraba, pero es que ese tipo de manías no se quitan rápido...
Todas se encontraban sentadas por allí, cada una en un lugar diferente, posando ridícula y sugestivamente, como si alguien estuviera fotografiándolas...
Terminó de situar sus pies en el suelo, caminando despacio hasta el lugar en el que Angela se encontraba.
-¿Qué?, ¿ahora tienes una obsesión conmigo?-dijo la mayor, enfadada.
-no-respondió con la cabeza baja-es sólo que eres la que menos mal me ha tratado, y no sé que hacer.
Hizo rodar sus ojos y los volvió a fijar en la joven.
-tan sólo siéntate en algún lado, abre las piernas, trata de lucir bonita y espera, ni que fuera una ciencia!
**
Solo tres cuadras distaban entre la ubicación de Red House y el auto de la policía.
Maggi se mantenía alerta, buscando alguna anomalía, alguien sospechoso, esperando a que su presa se apareciera y la guiara hacia donde ella deseaba... mientras que sus dos ayudantes jugueteaban idiotamente, golpeándose con rollos de papel.
-podrían ser un poco menos imbeciles?-les gritó-al fin que soy la única que está trabajando! Por lo menos finjan.
-pero, Maggi, ni nos dijiste qué estamos buscando!-replicó Emma, mientras introducía una rosca en su boca
- Dios! Demian, no me digas que tú tampoco sabes a quién esperamos?-
La expresión desorbitada en el rostro de su compañero le indicó que se encontraba en lo correcto, y prosiguió.
-busquen a la pelirroja! Esa condenada de Autumn nos ha evadido por mucho tiempo, y ya me harté de que se ría de nosotros! Yo sé que vende por aquí, y estoy segura de que tiene un comprador importante, tal vez un grupo! Así que manténganse atentos, por favor.
Terminó su frase, y golpeó a Emma en la cara con un manojo de llaves.
**
Tres golpes a la enorme puerta.
Silvia y Victoria se apresuraron a recibir a los invitados mientras las demás esperaban ansiosas. Red House recibía clientes de todo tipo, todas las semanas, pero ese seria un día “especial” ya que no vendrían clientes cualquieras, no, vendrían los amigos de Synister, ellos recibían siempre un trato especial.
Silvia abrió la puerta dejando entrar a los invitados, Victoria se acercó hacia el que los lideraba y lo abofeteo
-Eres un imbecil papá!- Luego miro con ojos llorosos al chico que se encontraba a su izquierda- frank, que haces con él? Creí que te importaba!
-Cálmate victoria!-la voz de Silvia resonó por todo el vestíbulo- ve con las demás, luego tendrás tiempo de hablar con tu padre, ahora es tiempo de trabajar
-perdonen, Ray, frank, no sabe controlarse- Brian apareció detrás de ellas- y tu, controla a tus putas, quieres Silvia? Ese es tu único trabajo aquí, Hazlo bien!
Silvia fulmino con la mirada a victoria, tendría graves problemas después, en cuanto a la más joven, retorno al salón con sus compañeras dejando un silencio incomodo en el vestíbulo.
Amelia se distraía con sus pensamientos, tratando de imaginar todo lo que acontecería a continuación, tanto así que no vio entrar a los clientes, incluso todo el bochinche del salón solo eran murmullos para ella. Estaba en transe, un transe del que Angela y Silvia la sacaron
-Pidieron por ti- ambas tenían una sonrisa de satisfacción en el rostro, de victoria, inclusive
-¿Quien?-
-Aquel joven de allí, el que esta junto a Ray y Bri- el corazón de la muchacha se detuvo de golpe, sus ojos se abrieron como platos, instintivamente se llevo la mano al pecho oprimiendo con fuerza, solo para no llorar
-No, me niego absolutamente-
-Debes aceptar, no sabes si alguien mas pedirá por ti, además- Silvia intento una forma mas suave de decírselo aunque le resultaba casi imposible- querida, este embrollo es tuyo, nosotras no estaremos de patitas en la calle, tu sí, así que te conviene hacerlo-
-Pero…yo…-una fina lagrima recorrió su rostro, Angie le seco el rostro con una sonrisa
-Ya veras que no estará tan mal, ahora ve a tu habitación y espéralo allí, ¿si?-
Sin mas esperanzas de hacerlas cambiar de opinión, Akemi subió las escaleras hasta su habitación, resignada, triste, con ganas de echar a llorar enseguida. Tranco la puerta del hermoso cuarto y solo lloro en silencio, maldiciéndose, maldiciendo todo, maldiciendo lo que estaba a punto de ocurrir
* * *
La puerta se cerró tras él haciendo sobresaltar a la más joven, que se encontraba sentada en el borde de la cama. No podía negarlo, era hermoso, tenía cara de niño, pero esa cara, esa persona, dañaba por completo su corazón
-No has cambiado en nada- Se sentó junto a ella. Ame mantenía los ojos clavados en el suelo, repaso en su mente todo lo que tenia que decirle, reunió fuerzas para no llorar y luego habló
-¿Por qué me pediste Ryan?-
-Solo te vi allí sentada, sola… ¡Hace tanto tiempo que no te veía!-
-Siete meses y tres días- su rostro dibujo una mueca parecida a una sonrisa- Ni siquiera te preocupa, nunca has llevado la cuenta de nada- imposible, sus lágrimas comenzaron a rodar
-¡No! ¡Espera! No llores por favor, dime que puedo hacer para que no llores- Se arrodillo en el suelo delante de ella esperando poder ver su rostro
-Nada- posó sus grandes ojos en él- solo dime ¿por qué?
-porque ¿qué?-
-¡Vamos Ryan, no seas idiota! ¿Por qué? ¡¿Por qué tuviste que romperme el corazón?!- Silencio, las lágrimas fluían incansablemente
Allí se encontraba, sentada en el banco de una plaza, llorando, últimamente lo hacia demasiado seguido. La miseria en la que vivía la absorbía día a día, su padre estaba a postrado en una cama de hospital agonizando, y la única persona a la que quería, la única capaz de hacerla sonreír se había marchado.
Ese día no había sido diferente, Salio del colegio y se dirigió a esa plaza casi intransitada, a llorar y llorar, era la única salida, la única manera de desahogarse que encontraba por el momento, solo llorar silenciosamente. Todo era normal, todo iba de costumbre hasta que alguien la vio llorar sola, y lo conmovió
-Es un desperdicio que un rostro tan precioso tenga que llorar- levanto la vista y vio la perfección-¿Por qué lloras?
-Lloro porque todo me tiene harta, la escuela, mi casa, mi barrio, el mundo- Seco con la mano sus lágrimas, haciéndola sonrojar, luego la observo unos momentos detenidamente
-Es mejor así, sin lagrimas te ves muchísimo mas bonita- le dedico una hermosa sonrisa- soy Ryan, ¿Cómo te llamas?-
-Amelia... - observó con detenimiento el rostro de aquel muchacho, y antes de que pudiera evitarlo sus mejillas se tornaron mas rosadas que lo normal
-Entonces, Amelia, ¿de que sabor te gustan los helados?-
-Limón…-la niña sonrió, la niña se sintió feliz por primera vez en meses.
Intento grabar en su mente todo con respecto a ese muchacho por mas innecesario que fuera luego, ya que ambos siguieron frecuentando ese lugar, haciéndose amigos…
La amabilidad excesiva puede llegar a ser amor, o a confundirse con tal, así fue el caso.
Era capaz de hacer cualquier cosa por ella, desde hacerla reír, hasta cuidarla cuando estaba enferma. Ella se enamoro perdidamente, y el hizo oídos sordos a todas las señales, quizás por distracción, quizás por no querer admitir que la quería de más.
Jamás debería haberla besado, primer error. Jamás debió entrar a ese bar, error de ella. Verlo allí con sus manos y sus labios sobre otra…!un error mas! Su corazón se hizo añicos, rompió en llanto ante la vista de todos, totalmente desmoronada, desapareciendo en segundos tras la puerta…totalmente convencida de que jamás se permitiría verlo, ni llorar por él...
-Sabias lo que sentía por ti- suspiro hondo intentando calmarse- ¿por qué me besaste?
-No lo se, por impulso, o por cariño- se acercó a ella, tomándola de las muñecas intentando besarla- aun puedes venir conmigo, puedes dejar este lugar-
-No, estoy aquí por mí, ¡para ayudarme a mí y a mi madre!-
-Esa es una mentira y lo sabes-
-Hasta ahora tú fuiste mi mayor mentira, Ryan- se recostó en la cama- No puedo creer que seas justo tú, nunca creí que frecuentaras estos lugares, de todas maneras eres amigo de Brian y él me matara si no hago lo que debo. El tiempo es dinero ¿sabes Ryan?
-¿en esto se ha convertido la niña que lloraba siempre?-
-En esto has convertido a esa niña -Lo miro seriamente, reprochándolo- ahora ven por favor, sabes que de esto depende mi maldito trabajo
-¿sabes?-Se acostó junto a ella, dejando espacio entre ambos, observándola, admirándola- nunca fue mi intención herirte- Suspiró quedadamente, cerrando los ojos -En otro tiempo esta escena hubiese sido perfecta- entrelazo sus dedos con los de ella mirándola fijamente a los ojos
-no te ilusiones, hago esto por dinero, ya lo sabes-
-¡Dime por favor!- dijo él, con los ojos rebalsando en lágrimas- ¡¿donde quedo mi dulce niña, eh?! ¡¿En que se ha convertido?! Por favor Ame, dime-
-La mataron, simplemente se convirtió en la muñeca de los demás, le quitaron la posibilidad de sentir, le dañaron el corazón- sus ojos ya no se empañaban, no podía, ni pretendía volver a llorar, no más, se hartó- Es en parte, en gran parte, tu culpa Ryan, y vienes ahora a empeorar tu situación conmigo ¿Por qué no pudiste pedir a alguna de las otras? ¿Por qué yo? ¿Para sufrir más?
-¡no! ¡Quiero que comprendas, que yo lo que menos deseo es hacer que sufras! Yo pedí por ti simplemente porque quería comprobar que estaba equivocado, que esta no eras tú... ¡porque creía imposible llegar a encontrarte en un antro de esta índole! Cuando te vi sentada allí... –fijó sus ojos en el techo, sin un punto fijo al cual dirigirlos y comenzó a gesticular, con sus brazos extendidos hacia arriba- traté de decirme a mí mismo que no eras tú, que jamás harías esto...-voltio su cabeza, mirándola- mereces algo mejor.
Ella se incorporó sobre la cama, mirándolo desde arriba por primera vez desde que se conocían.
-sé que merezco algo mejor y que soy demasiado para todo lo que me a tocado vivir, ni lo digas... pero me vale, no me queda más que hacer. Ahora, estoy perdiendo dinero-lo dijo con un gesto frío y distante, mirándolo con resentimiento-así que o me permites hacer mi trabajo o me dejas para que atienda a otro.
Él se sentó también, no iba a negarlo, estaba furioso con ella, y no era sólo por la forma en que le hablaba, era más bien por la actitud, por lo que ella era ahora, o por lo menos lo que él estaba imaginando que ella era. Se la imaginó de la peor manera posible, la vio perfectamente, sobre esa misma cama, cubierta por sábanas baratas y de mal gusto, oliendo a cigarro, a alcohol... con el precioso cabello negro desarreglado, y contando billetes mientras algún ebrio se vestía frente a ella, saliendo por la puerta, dejándola sola, como quien deja a su mascota en casa. Sintió rabia. ¿Cómo era posible que se hubiera permitido llegar a eso? ¿Cómo le había permitido él llegar a eso?
La tomó por los hombros y colisionó sus labios contra los de ella. Se le arrojó encima, tomando su rostro entre las manos y apretándolo con fuerza. “NO debías perder tu inocencia tan rápido, no así” pensó Ryan, sin ser realmente conciente de lo que estaba pasando. Se desabrochó los pantalones rápidamente, y levantó la falda de ella. Debía hacerlo lo más rápido posible, si pensaba por un segundo en lo que estaba sucediendo, dejaría todo. Se inclinó, besándole el abdomen por encima de las telas del vestido. Comenzó a acariciarle las piernas, con delicadeza, bajando sus besos hasta ellas, se las separó despacio y volvió a recostarse sobre ella.
-terminaré rápido-dijo mientras una lágrima se deslizaba por su mejilla- ya no te molestaré.
Comenzó a introducirse en ella, con los dedos primero, asegurándose de estimularla lo suficiente, para poder adelantarle el orgasmo y tener la seguridad de dejarla bien complacida y no llegar antes... “recuerda las palabras de Angie, no llores, no grites” los sentimientos completamente apuestos la invadían, no sabía si lo mayor era el dolor físico, el dolor en su alma, o el placer que su amado Ryan le estaba profiriendo.
Él no terminó, se salió de su interior y se metió al baño. Unos minutos después salió de este, sin mirarla siquiera y corriendo hacia la puerta.
-continúa con lo tuyo, prometo que ya no voy a molestarte.
Una lágrima solitaria abandonó sus ojos, y ella quedó allí, sentada en el medio de su cama, muriendo del dolor... en todos los sentidos en los cuales la palabra “dolor” puede ser utilizada.